"La tradición musical de la Iglesia universal constituye un tesoro de valor inestimable que sobresale entre las demás expresiones artísticas, principalmente porque el canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte necesaria o integral de la liturgia solemne" (SC 112). La composición y el canto de Salmos inspirados, con frecuencia acompañados de instrumentos musicales, estaban ya estrechamente ligados a las celebraciones litúrgicas de la Antigua Alianza. La Iglesia continúa y desarrolla esta tradición: "Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y salmodiad en vuestro corazón al Señor" (Ef 5,19; cf Col 3,16-17). "El que canta ora dos veces" (S. Agustín, sal. 72,1).
Al compartir lo que Dios me regaló me llena de paz y alegría. lo que Dios hizo, hace y hará: es siempre amarnos siempre, con los brazos prestos a abrazarnos y perdonarnos como en la parabola del Hijo Prodigo.
Que Dios los Bendiga.
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